De nuevo he elegido un gato para explicar una nueva propuesta de máximo placer. Seguro que le gusta a mi amiga Raquel.
¿Las razones?, fácil: Pueden dormir la siesta sin dar explicaciones, sin pedir escusas, sin horarios, solo por el placer de sentir el sol a través de los cristales calentándoles la tripa.
Dormir una siesta puede ser un gran placer y una buena manera de ponerse al día con el sueño atrasado, aumentar la productividad y ser más creativos, pero sobre todo para contrarrestar el estrés diario.
Los estudios han demostrado que la costumbre de echarse una siestecita puede reducir el riesgo de morir de una enfermedad del corazón. Esto unido a las siete vidas que tiene un gato, puede considerarse una verdadera ventaja. Gatos que viven como perros y duermen como marmotas. Lo dicho, máximo placer.
Máximo placer I, II, III, IV, V
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