Cierro los ojos y me recuerdo andando o en bicicleta, con mis amigos saliendo del barrio, dejando atrás el pueblo por terrenos libres, de campo. Lejos de nuestra casas, salimos a la aventura y sin darnos cuenta, entretenidos, dando patadas a las piedras, tirando palos, corriendo y saltando llegámos al arroyo donde tres arboles enormes dan sombra a toda la zona y donde podemos coger ranas, renacuajos, tirar piedras, cortar juncos y en la mayoría de los casos volver empatados o llenos de barro a casa...., eso sí, enormemente felices por haber sobrevivido a la aventura en el "Campo de tiro" y Valdegrullas... ¡que recuerdos!, "LOS TRES OLMOS".
Los fines de semana eran días peores. Por los caminos de tierra aparecían vecinos con sus coches que aprovechaban el agua del arroyo para lavar sus vehículos a la sombra de los tres olmos. Seat 600, 850 o 1500 de la época eran adecentados por dentro y por fuera por sus propietarios y poco a poco con los años, la zona se fue degradando y lo que es peor, el avance de las zonas urbanas y las construcciones consiguieron que el agua dejara de llegar y aquellos enormes olmos fueron enfermando, y quizá con la ayuda de la grafiosis, secándose hasta casi desaparecer.
De aquellos días han pasado ya más de cuarenta años y ahora en ese mismo lugar se encuentra una zona de parque que se ha denominado “Parque de Valdegrullas”, en el barrio del Campo de Tiro junto a la carretera que une Leganés y La Fortuna, ahora llamada Avenida de América Latina.
Tres áreas infantiles, varios estanques, puentes, palmeras, fuentes, con 180.000 m2 de praderas verdes hacen que sea un entorno especial y el pulmón del barrio.
En la zona central del parque existe lo que pudiéramos llamar un oasis, con un grupo de palmeras, unas fuentes que nacen del suelo, el estanque y un puente de madera que regalan la vista durante el paseo. Caminos y sendas, carril-bici y zonas de juego que junto a los árboles consiguen que olvidemos el hecho de estar en una gran ciudad y podamos relajarnos y disfrutar de la naturaleza.
Solo la silueta talada de los tres olmos enormes queda de aquellos árboles de porte elevado y robusto de más de veinte metros de altura, con su tronco grande e irregular que además de servir en sus huecos de nido a los pájaros, durante el verano nos daban una enorme e intensa sombra con la que cobijarnos mientras estudiábamos alguna nueva hazaña o excursión tirando piedras al arroyo.
Panorámica del Parque de Valdegrullas (foto: Fco. Cecilia) |
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