Llega un nuevo aniversario de la muerte del poeta Miguel Hernández, a quien todos los años por estas fechas recordamos y sacamos de su tumba y cárcel mortal para iluminarnos un poco el camino.
En estos tiempos de crisis, y salvando las distancias que son muchas, me apetece dejar aquí este poema suyo "Los cobardes", poema que bien contextualizado puede poner en orden y en su lugar a algún que otro lameculos.
No quiero yo decir que haya que pasar por las balas a los que dan la espalda en momentos de lucha, desde luego que no, pero me jode (hablando claro) tanto silencio y tanta marcha atrás de muchos que debieran estar defendiendo sus derechos y los de los demás con uñas y dientes, sino por ellos, por el futuro de las generaciones venideras.
Porque me joden los que callan cuando observan el maltrato, la miseria y la injusticia; los que disimulan ante la sangre y el dolor de los demás, los que se esconden y bajan la mirada ante los dictadores, los que en definitiva se portan como "cobardes".
Miguel Hernández murió en la oscuridad y ahora como siempre después de su muerte infame, nos arroja luz y amor, nos muestra su valentía y su arrojo cuando la escribir sus letras sabía, que estaba preparando el camino a su muerte en una puta cárcel franquista.
Siempre escribía con el corazón, pero en este caso, con "Los cobardes", se me hace que su vehemencia es mucho mayor y la contundencia hacia los que huían del frente de batalla, sus compañeros hasta ese momento, es de una claridad meridiana.
Envidia siento de su idealismo, de su compromiso, de su valentía, de su amor, de todo aquello que durante su vida y después de su muerte ha hecho que herencia para nosotros sea mayor y que siga siendo ejemplo de lucha. Para siempre Miguel Hernández.
LOS COBARDES (M. Hernández)
Hombres veo que de hombres
sólo tienen, sólo gastan
el parecer y el cigarro,
el pantalón y la barba.
En el corazón son liebres,
gallinas en las entrañas,
galgos de rápido vientre,
que en épocas de paz ladran
y en épocas de cañones
desaparecen del mapa.
Estos hombres, estas liebres,
comisarios de la alarma,
cuando escuchan a cien leguas
el estruendo de las balas,
con singular heroísmo
a la carrera se lanzan,
se les alborota el ano,
el pelo se les espanta.
Valientemente se esconden,
gallardamente se escapan
del campo de los peligros
estas fugitivas cacas,
que me duelen hace tiempo
en los cojones del alma.
¿Dónde iréis que no vayáis
a la muerte, liebres pálidas,
podencos de poca fe
y de demasiadas patas?
¿No os avergüenza mirar
en tanto lugar de España
a tanta mujer serena
bajo tantas amenazas?
Un tiro por cada diente
vuestra existencia reclama,
cobardes de piel cobarde
y de corazón de caña.
Tembláis como poseídos
de todo un siglo de escarcha
y vais del sol a la sombra
llenos de desconfianza.
Halláis los sótanos poco
defendidos por las casas.
batallones de murallas,
barreras de plomo a orillas
de precipicios y zanjas
para vuestra pobre vida,
mezquina de sangre y ansias.
No os basta estar defendidos
por lluvias de sangre hidalga,
que no cesa de caer,
generosamente cálida,
un día tras otro día
a la gleba castellana.
No sentís el llamamiento
de las vidas derramadas.
Para salvar vuestra piel
las madrigueras no os bastan,
no os bastan los agujeros,
ni los retretes, ni nada.
Huís y huís, dando al pueblo,
mientras bebéis la distancia,
motivos para mataros
por las corridas espaldas.
Solos se quedan los hombres
al calor de las batallas,
y vosotros, lejos de ellas,
queréis ocultar la infamia,
pero el color de cobardes
no se os irá de la cara.
Ocupad los tristes puestos
de la triste telaraña.
Sustituid a la escoba,
y barred con vuestras nalgas
la mierda que vais dejando
donde colocáis la planta.
3 comments
Que se puede decir... viva la República.
ResponderEliminarhttp://mhernandez-palmeral.blogspot.com.es/2010/02/los-cobardes-dibujo-de-palmera.html
ResponderEliminarJunto la elegía a su amigo Ramón, uno de mis poemas preferidos.
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