La Fuentehonda en 1930 |
No recuerdo cual fue la primera vez en que pisé la Fuentehonda de Leganés. Seguramente era muy pequeño y es muy posible que como a otros niños que correteábamos como locos tras la pelota los domingos por la mañana, con cuidado de no mancharnos la ropa que solo los festivos vestíamos, fueran mi mamá o mi papá los que me bajaran de la mano a la Fuentehonda y dieran un repaso a mis manos, mi cara y mis rodillas con el agua fresca que de ella salía para dejarme más presentable.
Fuentehonda. 1940 |
De estudiante, recuerdo también algún día de novillos bajar las escaleras de la fuente a refrescarnos y ver la cara de la chica que me gustaba y su sonrisa mojada por el agua. Como comprenderéis, mi compañía era lo que importaba y poco interés debía yo poner en la fuente y la plaza, porque más allá de las escaleras angostas que me sirvieran para coger de la mano a alguna de mis compañeras con el pretexto de evitarla una caída, poco recuerdo de sus ladrillos, de su granito, estructura o más datos que históricamente pudieran ser ahora de nuestro interés.
Fuentehonda años 60 |
De lo que no me cabe ahora la menor duda, es de que ha sido un espacio de Leganés, cuyos cambios han acompañado nuestra historia siempre. Una fuente que ha visto a las vecinas bajar a llenar sus
cántaros de agua o refrescar sus ropas, a nuestros hortelanos limpiar lo recogido y refrescarlo antes de llevar a la mesa o la venta. Ha visto a nuestros soldados del Saboya bajar a beber agua acompañando a preciosas mujeres que brillaban más que las gotas de agua de la fuente.
Fuentehonda ha visto pasar muchos años y ha ido cambiando unas veces a mejor, otras a peor, pero siempre para seguir viviendo y compartiendo los recuerdos y la historia de nuestra ciudad, Leganés. Con la ayuda de los vecinos y sus fotografías, puedo presentarte aquí estas imágenes que te darán una idea de su metamorfosis. Acompaño con un texto rescatado de nuestras bibliotecas, de un libro que ya únicamente podemos ver allí para gozo de los que nos gusta empaparnos del agua de la fuente y de los textos que otras personas con buen criterio nos quieren dejar sobre la historia de Leganés.
"En la otrora plaza de la Verdura, usada para lo que su nombre indica, reflejo de la economía hortelana de gran parte de la villa, se hallaba la principal y más céntrica fuente del pueblo: la Fuentehonda, porque hundida estaba. Y allí bajaban los vecinos a por agua, formando colas con los cántaros a cuestas. Dos escalinatas, no muy holgadas, de ladrillo visto conducían a los grifos del agua en el fondo de un circula de ladrillos. Una escueta lámpara sobre un austero vástago iluminaba a los aguadores.
Con los años la plaza se fue remodelando, adaptándose al paso de los motores. Las angostas escaleras se abrieron y adornaron con jardines. Una bien diseñada fábrica de ladrillos y piedras sostenía los cuatro caños por donde manaba el agua. Fue el proyecto de Alberto Muñiz.
Fuentehonda años 70
No transcurrió mucho tiempo cuando se planteó una nueva remodelación. Entonces el proyecto fue de Armando de la Cruz, arquitecto municipal. Recuperaba la antigua idea de la primitiva fuente. Ladrillos vistos y piedra granito. El resto de la plaza se revestía de un sobrio aspecto castellano. La circulación dejaba de rodar sobre ella. Se restauraron las fachadas en tonos clásicos. El cambio tuvo un premio de urbanismo, pero también le llegó la hora de renovarse.
Fuentehonda años 80
Fuentehonda 1991
Aires más vanguardistas invadieron la plaza. Más bien se posaron en ella, pues un acristalado insecto ecológico de férrea estructura, con sonido, luces y olores, vino a sustituir en el agosto del 91 la anterior austeridad castellana. Polémico y atrevido fue este nuevo intento que desafió opiniones encontradas, y tampoco perduró en el tiempo.
Así es. Las dos últimas remodelaciones han sido más que sonadas, sobretodo la del año 1991, de la mano de Lugán y Urbina, cuando se instaló una escultura que se suponía una sensorial, que se decía ecológica e integrada con elementos de la naturaleza como la luz, el agua, el olor y otras sensaciones mezcladas de la mano de la tecnología de la época. Total, un desastre real que a pocos gustó y que pocos años después se retiró para instalar la actual, la última modificación que deja la Fuentehonda a nivel del suelo y de la vista recuperando el entorno para el paseo con la retirada y desaparición de las famosas escaleras para bajar a la Fuentehonda.
Y llegamos a la última remodelación de esta histórica fuente que se diseña en torno a varios círculos concéntricos de granito, que por fuera sirven de asiento y por dentro descienden escalonados hasta el fondo del vaso evocando la hondura del primitivo modelo. Una verja de hierro macizo y forjado hace de respaldo.
En el centro surge un surtidor de bronce con tres platos de agua decorados con cabezas de animales y personas que observan llorosos a niños y transeúntes que les arrojan chucherías. Por la noche, el murmullo del agua acompaña en la recoleta plaza sosegando el ambiente."
fuente: Leganés, patrimonio de una ciudad.
Luis Arencibia y Mariano Maroto.
Legacom Comunicación, S.A.
La Fuentehonda (Leganés - 2014) |
Hoy la Fuentehonda, en la plaza del mismo nombre, sigue suponiendo para los vecinos y vecinas de Leganés un lugar especial de visita y paseo obligado, sobre todo los domingos por la mañana. Las cafeterías, restaurantes y terrazas, el arbolado y la peatonalización de toda la zona acompañan con acierto. ¿Hasta cuando?..... Ya veremos. Hasta entonces, disfrutar del mayor álbum de fotografías de Leganés en blanco y negro.
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1 comments
Personalmente no me gustó ninguna de las últimas remodelaciones, pienso que se debería haber conservado hundida, como estuvo toda la vida. Lo que vi el pasado domingo, después de muchos años sin pasar por allí, era una simple fuente como las que hay por toda nuestra geografía, no identificaba nada aquella fuente donde bajaba de la mano de mi madre a refrescarme en mi infancia.
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