Algo menos de 200km y unas cuatro horas y media después de salir de Meknés, con parada para café y estirar piernas incluida, podemos divisar a los pies de las montañas del Rif la población de Chefchauen, uno de los sitios catalogado por todos como de los más encantadores de Marruecos.
Desde lejos ya se dejan ver los predominantes colores blancos y azules de este pueblo de montaña y el rojo de sus tejados. Una maravilla de estilo marroquí que nos recuerda mucho a los pequeños pueblos de Andalucía.
Desde lejos ya se dejan ver los predominantes colores blancos y azules de este pueblo de montaña y el rojo de sus tejados. Una maravilla de estilo marroquí que nos recuerda mucho a los pequeños pueblos de Andalucía.
Hace años, hasta aquí solo llegaban los mochileros, los pintores y los artistas. Ahora se ha abierto más al turismo general pero conserva su encanto propio sobretodo en su Medina, su plaza central y las bellas callejuelas con sus casas y puertas con cientos de manos de cal de color blanco con distintos tonos añil que te cautivan nada más verlo. No me extraña nada que Cherchaouen, sea también llamada "La perla del norte" o "El pueblo azul", aunque Chefchaouen en berebér significa: "mira los cuernos".
Nuestro autocar bordea la población y comienza a subir la ladera con cierto esfuerzo por sus calles empinadas hasta dejarnos a pocos metros de nuestro hotel, que curiosamente se llama "Hotel Puerta Azul" y aunque está a un paseo del centro en la ciudad nueva, bien mereció la pena por su decoración, limpieza y trato exquisito. Las habitaciones muy amplias con frigorífico y aire acondicionado incluido, un baño enorme y limpio y una terraza donde pasamos algún rato de charla con un té a la menta y un buen y completo desayuno.
Todos deseamos visitar la Medina y salimos pronto de caminata hacia el centro para comer e iniciar el tour. Le entrada es una puerta casi disimulada que no parece esconder lo que detrás vamos a descubrir. Las calles están pintadas no solo en las paredes, sino también en techos, suelos y escalinatas irregulares, además los colores son en distintas tonalidades de azul que nos deja maravillados.
El centro de la ciudad es la plaza de Uta al-Hammam, llena de locales de hostelería, tiendas y un árbol enorme y engalanado en el centro junto a una pequeña fuente. Aquí está la Alcazaba y una mezquita con una torre de base octogonal que llama la atención.
Estamos en la parte antigua de la ciudad donde su población original estuvo compuesta sobre todo por exiliados de Al-Ándalus, musulmanes o judíos, por lo que esta parte tiene la apariencia de los pueblos andaluces con calles irregulares y casas encaladas.
Estamos en la parte antigua de la ciudad donde su población original estuvo compuesta sobre todo por exiliados de Al-Ándalus, musulmanes o judíos, por lo que esta parte tiene la apariencia de los pueblos andaluces con calles irregulares y casas encaladas.
Durante siglos, Chaouen fue considerada una ciudad sagrada y eso ha permitido que sufra pocas alteraciones. Los españoles, hemos estado allí hasta 1956, así que mucha gente sabe hablar español y facilita la comunicación. Es un lugar mucho más tranquilo que Fez, Meknes o Marrakech y las propias casas son las tiendas de artesanía, piel, especias, telas, etc.
Si subes, como si bajas, lo más probable es que termines pasando por la Plaza Uta el-Hammam o unos metros más adelante por la Plaza de Makhzen con el Hotel Parador y un parking donde verás los únicos vehículos en esa zona vieja de la ciudad. En este hotel se puede tomar una cerveza "Casablanca" fresca con unas buenas vistas de la ciudad.
En la parte alta de Utá el-Hamman encontramos un precioso y escondido lugar para comer que nos encantó, el "Restaurante Sofía", un rincón tranquilo con trato familiar muy limpio y con una cocina donde poder degustar la comida típica marroquí de primera calidad, sana y sabrosa. La regenta del local habla perfectamente castellano y la ves traer las hortalizas para la ensalada o la fruta según va necesitando con las comandas. Todo fresco y riquísimo. Muy recomendable.
Para bajar la comida recorremos la parte antigua, sus calles de color azul y sus tiendas ahora salpicadas que nos van acercando al barrio de los lavaderos, donde el relajante sonido del agua del riachuelo "Ras el Maa" (nacimiento del agua) nos lleva al lugar donde aún las mujeres hacen la colada y funcionan todavía los molinos hidráulicos.
Mas arriba, al final del camino se encuentra una pequeña mezquita del siglo XV a la que nosotros no llegamos a subir y que es motivo de pequeñas excursiones y paseos para los vecinos de Chefchaouen. Preferimos sentarnos a charlar con otros compañeros de viaje en el café Tounsi y descansar un rato antes de iniciar la vuelta.
Como ya hemos comentado, el desayuno fue muy temprano en la azotea del hotel Puerta Azul. Estuvo genial y representó el momento de despedida del alojamiento y de esta preciosa población. Partimos con nuestro autocar en pocos minutos para continuar nuestra Viaje por el Norte de Marruecos.
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