Desde aquellos días en que el hijo de puta del Cáncer me arrebató a mi madre, siempre dedico unos instantes, unos pensamientos en su recuerdo, e incluso una sonrisa como ella me enseño, en su memoria.
Seguro que como yo, la mayoría de vosotros y vosotras pensáis que el cáncer no es justo y que no deberíamos padecerlo; que no solo quien lo sufre se siente maltratado por la vida. Desde que nos enteramos de su presencia nos preguntamos ¿porqué?, ¿porqué a ella?, ¿porqué a él?, porqué?....y temblamos de Miedo.
Cuando la tristeza nos roba los minutos y la tranquilidad solo aparece con el cansancio, antes de cerrar los ojos pensamos que quizá sea un sueño, que no es real, que el hijo de puta del cáncer no se le llevará, que todo es un mal sueño. Las creencias se tambalean, las esperanzas se rompen en pedazos y nos doblamos de dolor por sentirnos impotentes.
Las palmadas en el hombro, los abrazos y los besos poco consuelan, pero son enormemente necesarios. El amor y el cariño, el decir "Te quiero" quizá sirva para arrancar unas lágrimas de amor y de dolor, pero nada sería comparable a que se sientan solos y abandonados. Nos queda ofrecer nuestro corazón, nuestras caricias, nuestros abrazos y porqué no, también nuestras sonrisas contra "El Miedo", el suyo y el nuestro.
La medicina podrá aplacar o aliviar el dolor físico, incluso a sobrellevar la carga del hijo de puta del cáncer, las heridas del corazón son nuestra obligación, de ellas nos encargamos nosotros, los hijos, los hermanos, la familia, los amigos.... Nosotros y nosotras somos su defensa ante el miedo y la tristeza, somos un equipo que dará batalla al hijo de puta en el terreno del corazón y el sentimiento.
Dicen que una buena terapia es la de compartir, los miedos, los pensamientos, las angustias, los temores y hasta los silencios y si tenemos que llorar que lo hagamos por lo que amamos. Por eso hoy, cuando he leído la carta de mi amigo Manuel, he vuelto a sentir y llorar bañado en los recuerdos del dolor de aquellos días. Las dudas que transmite y el amor que refleja debe ser compartido. Somos muchos los que hemos luchado y seguiremos haciéndolo contra el cáncer. Por eso, después de obtener su permiso, comparto con vosotros la carta de Manuel y las lágrimas de rabia. Un enorme abrazo.
Imagina que no hay paraíso, Es fácil si lo intentas, Ningún infierno debajo de nosotros, Arriba de nosotros, solamente cielo, Imagina a toda la gente Viviendo al día...
Imagina que no hay países, No es difícil hacerlo, Nada por lo que matar o morir, Ni religiones tampoco, Imagina a toda la gente Viviendo la vida en paz
Imagina que no hay posesiones, Me pregunto si puedes, Ninguna necesidad de codicia o hambre, Una hermandad del hombre, Imagina a toda la gente Compartiendo todo el mundo...
Tu puedes decir que soy un soñador, Pero no soy el único, Espero que algún día te nos unas, Y el mundo vivirá como uno solo.
De la canción IMAGINE (John Lennon)
Ya están aquí, han llegado. Fiel a su cita como cada año las Navidades se hacen dueñas y señoras de todo. No hay situación mundana por muy normal y habitual que sea, que no se vea afectada por estas buenas señoras. La calle es su hábitat natural, los grandes y majestuosos carteles luminosos que nos venden de todo, lo que hace falta y lo que no, pero, ¿quien se resiste?
Las calles iluminadas y gastando unos recursos que hacen falta para otras cosas, los centros de trabajo bullen organizando comidas y cenas fraternales entre “compañeros”, incluso entre los que no se llevan en todo el año, los comercios intentan hacer su agosto en diciembre y las familias......¡ Ay las familias ¡ en cada una de este y de todos los países existe una historia interna, algunas veces inconfesables y otras tristes, dolorosas.
Estas “buenas señoras” vienen a recordarme continuamente la situación que tanto yo como mi familia vamos a vivir en un año catastrófico, duro, emotivo y sobre todo doloroso, muy doloroso. Lo único positivo que tiene su llegada es que anuncian el principio del fin de este año.
Maldigo al año 2013 y cuento las horas para que termine cuanto antes. Nunca había vivido una situación tan dura como esta.
El Alzheimer, el Parkinson y la Demencia fueron una mezcla explosiva y demasiado dura para mi padre, durante los últimos cuatro años me convertí en su sombra. Siempre con él a los médicos, a los especialistas, a su paseíto por el barrio los días de sol, a tomar el vermuth con él en la cocina de casa, bueno yo el vermuth y él su zumo, pero no fue suficiente y acabó de sufrir el 30 de Agosto. Tanto trabajo, tanta dedicación solo para que se fuera sabiendo que aquí se le quería. Se marchó a bordo de un tren con destino a ninguna parte y al que esperábamos no ver en mucho tiempo.
Todavía sin tiempo de recuperarnos llegan más situaciones indeseables. El 10 de Noviembre mi accidente en moto (aún recuperándome) y dos días más tarde......Cáncer, esa palabra maldita que nos hace sentir escalofrío interior cuando la escuchamos llega a mi familia para quedarse a vivir en el hígado de mi hermano Carlos y lejos de quedarse ahí, se expande lenta pero inexorablemente de forma que le hace mortal, sin remedio, inoperable, solo queda esperar el poco tiempo que le han dado y que corre de forma vertiginosa.
Esperar, maldita sea, esperar qué? Y mientras esperamos ¿que podemos hacer?, ¿que se le puede decir a una persona que es consciente de lo que tiene?, ¿como se le puede ayudar? No lo sé, me declaro absolutamente incompetente.
Esta semana recibimos la ayuda de Psicólogos especialistas en estos temas que nos aportarán toda su experiencia para tratar de mitigar en la medida de lo posible este dolor inhumano que vivimos, pero.....
Y la comunicación personal entre nosotros, como se hace? Según mis compañeros y la gente que más me conoce nunca he tenido problemas en la expresión oral, conozco casi todas las palabras y además no se me da muy mal ordenarlas, construir frases, hacer que suenen bien; y resulta que cuando más falta me hace utilizar todo ese arsenal dialéctico no se me ocurre nada. Que le puedo decir a mi propio hermano mirándole a los ojos sin mentirle?, no se hacerlo, me resulta imposible.
Hablo con él de cualquier cosa, banal, superficial del todo, pero él me mira una y otra vez y espera, confía en mí, soy su hermano mayor, ese en quien tantas veces se ha mirado, su ídolo, su confesor muchas veces y yo no puedo, no se como ayudarle más allá de darle ánimo, sugerirle que aún queda esperanza, que la vida es algo por lo que algunos llevamos luchando siempre, que merece la pena, que nos han golpeado duro, muy duro como ahora, pero que nos levantamos una y otra vez, y otra, y las que hagan falta.
Esta es una familia de luchadores y no será ahora cuando bajemos los brazos, él sabe como pienso y lo que suelo decir muchas veces ¡prohibido rendirse¡, pero no es suficiente, lo veo, lo palpo. Sobre todo cuando él me dice: “tengo miedo” y yo solo puedo cogerle la mano y apretarla, y mirar como las lagrimas aparecen primero en sus ojos, luego en los míos. Que horror tiene que estar pasando.
El tiempo corre, pasaremos las Navidades con esta preocupación y esperando impacientes que termine este año cuya terminación (13) hace honor al mal fario que le acompaña. Espero que la mala racha termine aquí, espero que les toque a otros que hayan hecho más daño que yo, a otras familias que se dedican a robar, a engañar y a vivir de su partida de nacimiento sin que nadie sea capaz de pararlo, que le toque a todo aquel que se lo merezca, no se de quien depende, si del destino, de la providencia o del vaticano, pero coño YA ESTA BIEN, no quiero navidades de dolor nunca más, no quiero ver a ningún otro miembro de mi familia morir, no puedo seguir sufriendo de esta forma cruel y despiadada, pero.....dicho todo esto, sigo en pie, luchando, esta tarde toca médico de familia para que por fin nos recete unos batidos mágicos que le ayudarán en la nutrición, la semana que viene más pruebas y después lo que haga falta. Nos hablan de ayudarle dándole calidad de vida y yo creo que lo que le va a hacer falta es calidad de muerte.
Por duro que sea, resistiré, caeré, me levantaré, intentaré estar al final de esta enfermedad a su lado aunque solo sea para decirle las únicas palabras que últimamente más repito: Carlos, te queremos.
Y volveré a ver ese maldito tren una vez más, como aquel triste día, como ayer.
Manuel |
Ayer Todos mis problemas parecían tan lejanos Ahora parece como si estuvieran aquí para siempre Oh, creo en el ayer
De repente No soy ni la mitad del hombre que era antes Hay una sombra que se cierne sobre mí Oh, de pronto llegó el ayer
De la canción YESTERDAY (The Beatles)